lunes, 16 de febrero de 2015

AMORES PRUDENTES

(microrrelato)

Las segundas partes nunca fueron buenas.  Eso lo había oído muchas veces. Y tenía miedo, mucho.
Una vez más, el encuentro en aquél hotel.   Entonces se acercaba al lugar con nervios e ilusión, ahora Raúl solo quería mantener la calma y demostrar que la quería mucho y que el desliz con Ángela solo fue una imprudencia.

Se besaron, se abrazaron, se desnudaron y en la bañera como entonces, se entregaron.  Disfrutaba del momento, observaba, miraba, vivía cada instante.   Sus ojos se entristecieron, ella también fue imprudente.  El tatuaje con el nombre de Alberto, lo decía todo.



Diego Santos Márquez-2015

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