domingo, 25 de mayo de 2008

EL JAPONES, UNA VEZ MÁS.

Sin duda alguna, este escritor esta dejando huella, en cada libro que nos hace entrega ya empieza a codearse con los grandes, consiguiendo tener una clientela de lectores fieles, que busca con ilusión la llegada de cada nuevo aporte literario.
Con “Sauce Ciego, mujer dormida” Haruki Murakami, nos muestra veinticuatro relatos cortos, cuentos enigmáticos, cuyo regusto permanece mucho después de haber terminado su lectura.
Pero el enigma no es lo importante del cuento; está claro que para este autor explicar lo sucedido no tendría la más mínima gracia, ya que lo extraño dejaría de ser extraño y se tornaría normal. Lo que le importa, en realidad, es la reacción de los personajes, el comentario individual y social, y sobretodo la cantidad de caminos y veredas, que deja para la imaginación del lector, que lo resolverá a su manera.
Estos cuentos extraños y sorprendentes, no dejarán diferente al lector, y le hará comprender o entender cosas, como que desde una misma ventana, se puede ver distintos paisajes.
Muy recomendable.

sábado, 17 de mayo de 2008

ANALISIS

De nuevo surgió la oportunidad, en esta ocasión, el comienzo fue más pausado, mas conservador, más detallista, intentando que no caer en los errores anteriores.

No quería fallar ni equivocarse, sabia que si lo hacia con sutileza, elegancia, poniendo todo de su parte, y con los ingredientes necesario, esta vez, si resultaría.

Sin embargo, ella, esta ocasión fue más agresiva, tomando el mando, el timón, desde el inicio, con una mirada arrolladora, parecía tenerlo todo tan claro.

También más guapa que nunca, con una fortaleza, que su rostro plasmaba; con una soltura que brillaba en cada una de sus actos, daba muestras de una madurez exquisita.

Raúl, mientras miraba perplejo el contenido de su taza té, era incapaz después de una hora de reflexión de comprenderlo todo. Volvió a ocurrir igual que la vez anterior, pese haber dado lo que nunca dio, tenia la sensación de haberse entregado en vida y alma.

Pensaba que tuvo la mejor de las posiciones, pero aquél enroque, aquel movimiento, una vez más le dejo fuera de la partida y otra vez más sin ganar el campeonato de ajedrez local, con la rival de siempre.