El otro día en la televisión daba una noticia, sobre la vida de un carnicero que prestaba libros en su carnicería. Este señor perdió a su hijo en un accidente y ahora los libros del fallecido son los que mantienen vivo a su padre hasta el punto de crear una especie de biblioteca pública en su puesto del mercado.
La noticia, hizo que me quedará mirando al señor que comentaba la misma, de una manera casi perpleja. Recordé al “librero vollard”, un libro que he comentado en este blog.
También en estos días, se han dados cifras, de que en nuestro país, aumenta la lectura, aunque en determinados sectores, y también más en determinadas comunidades autónomas.
Son noticias que para los amantes de la lectura, son divinas, enormes y gratificante.
Hay un libro sobre el fomento de la lectura, “la magia de la leer” de José Antonio Marina, que es un ensayo encantador, y tan motivador para aquellos que necesitan un empujoncito para leer, y para aquellos que leemos con asiduidad, saber que estamos disfrutando de privilegio de leer.
La noticia, hizo que me quedará mirando al señor que comentaba la misma, de una manera casi perpleja. Recordé al “librero vollard”, un libro que he comentado en este blog.
También en estos días, se han dados cifras, de que en nuestro país, aumenta la lectura, aunque en determinados sectores, y también más en determinadas comunidades autónomas.
Son noticias que para los amantes de la lectura, son divinas, enormes y gratificante.
Hay un libro sobre el fomento de la lectura, “la magia de la leer” de José Antonio Marina, que es un ensayo encantador, y tan motivador para aquellos que necesitan un empujoncito para leer, y para aquellos que leemos con asiduidad, saber que estamos disfrutando de privilegio de leer.
Como decía el poeta: “muere lentamente, quien no lee..”, y sin duda el carnicero que presta libros en su carnicería, tardará mucho, mucho, en morir, ya que muchos amantes de los libros lo recordaremos y hablaremos de él.
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