Aplausos. Caras contentas y eufóricas. Gentes
vibrando, saltando y alegres coreaban su nombre. Él, desde el estrado devolvía
una sonrisa a todos agradeciéndoles su acogida, compresión y apoyo en
esta campaña.
Ya en coche, su estado de ánimo
cambiaba, la tensión era patente. Se vería
en casa con Nieves, y tendría que guardar las formas y los modales.
Le daría el divorcio que llevaba días pidiéndole
y le desearía suerte.
¡Como le dolía que lo dejase por una mujer!
Aunque reconocía que era lo que se había ganado al descuidar tanto esa
relación.
Le pareció
oír aplausos de nuevo.
Diego Santos Márquez. 2015
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